jueves, 4 de junio de 2015

Triunfo cantado ¿Y si paramos la pelota?

 Hace un tiempo, al encontrarme en esta charla (vale la pena dedicarle 15') me alegró saber que no era el único que pensaba así sobre este tema, me sentí bien y, sin duda, me encantó la charla más allá de que no fuera de las mejores del evento. Quién puede avalar más una posible solución a este problema que quien investigó mucho sobre los responsables materiales de las tragedias a las cuales nos acostumbramos, además de haber vivido desde adentro la sana pasión en sus mejores épocas, la cual en muchos casos era capaz de crear fuertes lazos familiares y terminaba siendo parte de los recuerdos de una familia y hasta de grupos de amigos.

 Aunque hoy, claro está, la seguridad es la que te termina prohibiendo que asistas a la cancha de tu rival, ya que no te va a poder cuidar (que paradoja no?) , ni impedir que te roben (en el mejor de los casos), o sea, para lo que es contratada. Entonces, esto se convierte en realidad en una zona liberada, de las que cada vez conocemos más casos, y no solo relacionadas al fútbol.


Antes era normal cantar canciones inofensivas hacia nuestros rivales, y hasta pasar largos ratos inventando nuevas junto a amigos, padres, familiares. No solo era "gastar" al rival, sino que generaba un acercamiento real entre quienes lo practicaban, más allá de si lo que le robabas al otro equipo era una bandera, un carrito, etc.


 Todo esto tuvo quizás su comienzo con Grondona, aumentado por la complicidad entre este y el Estado (desde hace muchos años), si, ese que debería cuidar a las personas y hacer valer sus derechos por sobre los de alguien al que nunca le interesó hacer crecer el fútbol argentino (al menos no el verdadero fútbol). Este muchacho que, aunque por ahí se lo pase por alto, jugó al fútbol como profesional fichado por River a los 16 años y que estuvo por 35 años como el mandamás de la AFA, y 26 como vice de la FIFA, pero que se lo conoce también por su tan preciado anillo...


 Nada mal para un pibe que iniciaba a los 16 ,tal vez, su sueño de jugar en la celeste y blanca, aunque "logró" mucho más que eso, logró dominarla por completo a nuestra camiseta y, al objeto circular tan preciado, a nivel mundial.


 Los gobernantes y dirigentes se llenaban la boca diciendo luego de cada incidente q esto cambiaría. Y vaya si fue así, q los mismos se acrecentaron (xq cambio no es sinónimo de mejora) liderados por una nueva clase social que se gestó (y se gesta) bien cerquita a los clubes de fútbol, el barrabrava.
 Por supuesto que su organización ya supera a lo meramente futbolístico, o relacionado a un club, para servir a dirigentes, políticos, sindicalistas, etc. (si no es q todas estas personas sea una sola en ciertos casos), lo que les quita el grado de previsibilidad que podrían tener si solo tuvieran participación en los días de partidos. Están ligadas a los clubes y terminan sirviendo a la dirigencia de turno y a sus intereses (perpetración en el poder y aprietes, entre otros).
 Esto lleva a que no terminen siendo los inadaptados sino, los más adaptados al sistema. Ya que no pelean por la camiseta, mas si por un billete. El dinero recaudado por las preventas, puestos en las afueras del estadio (choris e indumentaria trucha por nombrar algunos), etc., entonces, no es solo para los barras, sino para el sistema de complicidades q se ha creado detrás de esto, q dejó de ser una pasión, para convertirse en un negocio, q atravieza a más de un club en el caso de algunos barras.
 La violencia engendrada es tal que termina con muertes (encubiertas luego muy fácilmente por sus sostenes políticos). Peleas q comienzan con internas en la misma barra debido a la puja por quedarse con este negocio. Una violencia que no queda en la cancha, sino que trasciende horizontes, debido justamente a que son manipulados por sus superiores para, entre otras cosas, seguridad sindical, llenar actos políticos, reprimir, etc. Solo por nombrar un ejemplo, a Mariano Ferreyra lo mató un barra -de Defensa y Justicia- (Cristián "Harry" Favale), quien sigue haciendo de las suyas dentro de la cárcel.


 Sin embargo, hemos normalizado lo anormal.



 "Hemos hecho cualquier cosa en pos de la búsqueda de cualquier resultado, menos jugar mejor, porque el cómo no importa, y así, la cagamos toda." decía el Ruso Verea en una entrevista radial.

Será esto un reflejo de la sociedad? Porque se termina siendo tan hincha de la propia hinchada que pasan a parecérsele, a ser intolerantes ante el que no piensa igual, más violento y excitista.
Basta con ver que somos el único país que critica a Messi como jugador y festeja los bochornos cotidianos de Maradona. Mientras tanto, también vemos como el rey de la farandulización de la política intenta ser el mandamás del fútbol argentino, aprovechando las incertidumbres internas que hay.

Y son esos hinchas "comunes" que al festejar sus agresiones y cualquier acto que ponga en ridículo al del frente, sin importar que sean personas que quizás nos crucemos al otro día, o más, sean nuestros amigos, terminan alimentando que sigan con esto y hasta se vuelvan más importantes que sus amistades. O sea, de verdad vale más apañar y seguir a esta manga de pusilánimes, que a una amistad? O como explicás entonces el no poder hablar del tema con tus amigos rivales para que todo siga bien? Por supuesto, esto no sucede en todos los casos, pero de seguro estos -al contrario de disminuir- aumentan con el tiempo, total, que le importa a ese barra que cobra varias decenas de miles de pesos por partido que te pelees con tus amistades?
Para que entonces sirve ser socio e ir a la cancha a hacerse el guapo por estar con la barra, a decir que uno es más hincha porque va a ver los partidos, si en definitiva lo que hacen es aprobarlos, darles poder, plata y complicidad, total después son los barras y/o los dirigentes, es fácil... Yo no quiero ser de esos hinchas, gracias.

Y pretendemos que en la cancha no haya odio de unos hacia otros llegando a consecuencias fatales, pero después nos descargamos en las redes sociales con gastadas (en el mejor de los casos). Esto acaso no es odio, deberíamos preguntarnos. Quizás si nos quejamos de esto podríamos ser los primeros en dejar de alimentar a este fenómenos, no les parece? Los culpables somos varios, dejemos de ser tan CARETAS por favor.

Se pone así de manifiesto la polarización de la sociedad, como ante todo lo demás, esa intolerancia que no nos deja tratar como "persona" al que no piensa igual, y nos invade una necedad a tal punto de no poder llegar a un punto medio, o rebajar al otro por pensar distinto.



 Es de público conocimiento lo que pasó hace semanas en La Bombonera. Y los verdaderos damnificados por todo esto somos quienes queríamos disfrutar (esa palabra cada vez más condicionada) del espectáculo y, por supuesto, Boca como club, porque en este caso le tocó a él.
 Aunque lamentablemente siempre terminamos pensando en los hechos particulares y no en la generalidad del problema que atraviesa dichos actos. Por ende, no hay nadie detenido y las sanciones resultan escasas, luego de haber dicho que serían ejemplificadoras para lo que sigue. Solo siento un profundo dolor ante lo ocurrido y pido disculpas como hincha de Boca.
 Al fin y al cabo, el "panadero" debe estar en su casa muy relajado (todavía ni lo llamaron a declarar) sabiendo que en cuestión de meses ya podrá volver a "trabajar"...




 Pero si tenemos identificados los problemas y los actores, falta la solución, aunque por supuesto, es lo más difícil porque ningún cómplice va a "solucionar" un problema que deja mucha plata y que, no solo hace que muchas familias vivan de esto, sino que esa "contaminación" que produce la propaganda política (la cuál intenta manipular así a la gente produciendo falsas promesas que quedan en un cartel por parte de esas caretas que nos muestran y que en muchos casos es ilegal-sin contar de donde proviene el dinero-) es en parte bancada por esta misma plata. Entonces de que sirve ser hincha de un club y tener tu cuota al día, o ir a la cancha todos los días?

Es lamentable quizás, pensar en un mundo sin fútbol hoy en día, aunque si quisiéramos salvar al fútbol, tendremos que dejar de lado nuestro orgullo y egoísmo en pos de algo muchísimo más grande como lo es la pasión, por el fútbol.



Y para nada creo que todo esté perdido. Porque no nos olvidemos que 2 de los ídolos de Boca y River, a pesar de ser hinchas de equipos distintos, desde chicos usan la misma casaca celeste y blanca, y todo ese talento es NUESTRO, si, ARGENTINO!!

Lo más triste, a fin de cuentas, no sería perder un superclásico, sino una de las pasiones argentinas y no poder ver a este tipo de personas con una pelota bajo su calzado...